miércoles, 30 de abril de 2008

PARA EL LIBRO DE TERESA BLANCO
"PARALAJE EN ESPELUNCA"
2007

Sucede que Espelunca existe, en ella habitamos aunque lo neguemos, aunque bordeemos el límite del valle que se adentra en la cordillera, el valle profundo, el alma.
Espelunca es mágica de niñez y Teresa sabe de niñez olorosa de azahares, nació parada con los pies en el agua, mojó talones que se volvieron invencibles.
Escucha historias a sabiendas que son de otros (¿quienes son los otros?), Imperiosa relata, cuenta el desamor, la humanidad de esta gruta que protege y también impide.
Quiebra el tiempo, rompiendo el continuo se aparece y desaparece, narradora juguetona, el universo, los géneros, las clases, los futuros-pasados confundidos en historias terrenas, vernáculas, originarias hasta llegar a la magia, sin inventar, narrando contando a los iniciados y a los no tanto (algunas lo somos).
Oreja atenta, cerebro diestro y dedos hábiles, una memoria que no desea que los lamentos se olviden.
No hay caso, fluyes como el río, oteas sobre y con los cerros que hermanan tus vivencias.
Eres parte sin serlo, el río de alguna manera es mar y el mar se adentra en la cordillera...

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