La canción de la esposa de Lot.
He sido una estatua de sal Sentía el llamado de volver A los que amé
Incluso la muerte no temida, Esa de fuego,
Habría redimido
La pálida construcción de mi cuerpo Estático.
Yo, la sin nombre,
He deseado volver
Y eso me convirtió en ejemplo
Me solidificaron para siempre
Me dejaron al borde,
Al borde
De las miradas de los cobardes Que corrieron sin pasado
Sin historia.
Pues bien
No fue esta mi primera muerte.
Mi primera muerte
Fue saber que estaba sola En una feria del sur
Con los aromas y sabores
De otras mujeres y hombres
Y que no era como esos hombres y mujeres , Mis ojos huérfanos
No se unían a otros,
volvían a una gran casa de madera
A buscar los huevos dentro de la gallinas
A buscar desesperada el aroma de las manzanas A un entretecho que cobijó
Esta muerte de miradas.
Mi segunda muerte fue huir, Sin permiso,
Hacia un territorio hostil
Y vi sus miradas
Burlas y deseo
Deseo y burla para la niña Que abandona el hogar, Volví a ser de sal
Un ejemplo de insurrección Testimonio de desobediencia.
Mi tercera muerte fue En un juego de amigos,
ellos riéndose de ambos,
Para siempre nos separamos. Nos separaron como separan
A los culpables de los inocentes Volví a ser de sal.
Morí infinitas veces en la ciudad En la intimidad
Morí de deseo y verdad
Morí por mujer
Por los lazos de la tierra
Por las miradas no encontradas Hasta hoy.
Mis muertes todas ellas
Trasmutaron a vida
Nacimientos de muertes
Disrupción de estados
Cambio de semánticas
Una muerte en vida
Acompañó las despedidas,
Lo cuerpos de las amadas personas de la infancia, Don Efrían en la leñera con el fuego del asado, Ada Guala y sus sopas de pollo,
Las tías que llegaban del norte con garbanzos y dulces.
Siempre, siempre convertida en estatua de sal Para no incomodar con mis miradas
que se asomaban
Impertinentes por mis ojos, mis manos
Y mi cuerpo salino.
Otros morían cerca el tío Werner,
los desaparecidos en el mar,
pero no se convertían en estatuas de sal , Se convirtieron en sueños móviles ,
en ideas .
Yo mujer de sal
Sin voz
Sin movimiento
Y con todas las preguntas Me quedé
Soñando con el movimiento Y la transformación Torturando una memoria que Se construyó
De marchas fúnebres,
De flores que al final de la tarde
Se alejaron con el viento, Ya no de sal ,
Pétrea de mármol , granito metalizada
Como la señorita de la primera comunión Expulsando el pecado.
¿Qué pecado pudo ser
El que tuve,
El que tuvimos? No era sola éramos muchas . Somos miles
las muertas de sal, así nos llamaron
y así nos exhibieron , Incluso en ese estado susurramos un canto apretamos un solo ojo y parimos
y la prole
Cocinó nuestras comidas
Bailó nuestras danzas
soñó
Oró a los montes, al viento y al sol
Llenó de incienso, maíz y fuego nuestros Muertos cuerpos salinos.
Los habitantes de la ciudad
Nos llevaron a los museos
Algunas encerradas en cajas ,
En herméticas y temperadas oficinas Atenta la vista de quien hurgaba
En tan maravillosos objetos, Pero éramos nosotras muertas y convertidas,
A manera de ejemplo
En esculturas del pecado
Ya no éramos guachas, ni chinas,
Ni indias, ni pobres,
Éramos la muestra de la desobediencia Las que volvieron la vista
Las muertas
En distintos tiempos y lugares
Yo y mil más
Yo mi estirpe
Las de antes y las que vendrán.